martes, 12 de junio de 2012

Mamá.

Tras nueve meses de espera, y una larga noche de hospital entre el calor del mes de Agosto, ella con muchísimo amor y esfuerzo, y apoyo de papá, supo salir adelante. Durante la infancia, hizo todo lo necesario para que yo fuese como soy ahora. Normas, quizás estrictas pero muy útiles ahora mismo. Canciones, que me rompen el alma cuando las escucho de su voz, de su dulce y delicada voz, capaz de mecer a cualquier mosca que pase por delante. Abrazos que llenan el alma, y besos que te hacen tocar el cielo. Gracias a ella no me he convertido, bueno, nos hemos convertido en unas personas estupendas. Es tan especial, lo más especial de mi vida sin duda alguna. Cuando enfermo y me cuida. Cuando lloro, y me seca las lágrimas. Cuando me acuesto con ella, y me acaricia la cara hasta que me quede dormida. Cuando recordamos lo bien que nos lo pasábamos cuando eramos pequeñas mi hermana y yo. Se le llena la boca de orgullo cuando habla de nosotras, y eso me encanta. Y en las noches en las que se iba la luz jugábamos sin parar, para que no tuviésemos miedo. ¿Miedo?, si estoy con ellos nunca lo tengo. Lo tienen todo bajo control, no se les escapa ni el mínimo detalle. Son tan perfectos... Me encanta cuando estoy con ella a solas, y hablamos durante mucho tiempo como si no se moviese el reloj. Siempre ha estado, está y estará con nosotras. Es una gran persona dentro de un pequeño cuerpo, y con eso se parece a mi. Se le saltan las lágrimas cuando le hablan maravillas de nosotras, y siente que todo el trabajo que ha hecho, se le ve recompensado en esas palabras.
Mamá, muchas gracias.
Te quiero.

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